martes, 11 de junio de 2013

The Proposal


De acuerdo, no nos vamos a engañar, esta es una de esas comedias románticas empalagosas, que lo dejan a uno con niveles de azúcar tan altos en el torrente sanguíneo, que corre el peligro de caer en coma diabético.

Pero bueno, tampoco voy a engañarlos, me encantan estas comedias tontas donde el amor triunfa.  ¿Que se va a hacer?

En esta, Margaret Tate (Sandra Bullock) es una exitosa ejecutiva en una editorial en Manhattan, mientras Andrew Paxton (Ryan Reynolds) es su asistente y además un escritor con ganas de una oportunidad.

Margaret es canadiense y el servicio de inmigración la contacta para informarle que su visa de trabajo venció y que tiene pocos días para ordenar sus asuntos y dejar el país.  Ella no procesa muy bien la noticia, porque a fin de cuentas, es una mujer exitosa, con un trabajo reconocido, ¿cómo la van a expulsar del país?

Pues su solución, en parte desesperada y en parte como un impulso inconsciente, es proponerle a Andrew que se case con ella - un matrimonio arreglado - para que le den la nacionalidad americana y no tenga que dejar ni el país, ni su puesto.

Por tres años en que Andrew ha trabajado con Margaret, ella se ha comportado de forma grosera, aprovechándose de su capacidad, sin reconocer nunca los aportes que hace.  Sin embargo, aunque públicamente él se une a la marea de odios empresariales contra ella, lo cierto es que se siente muy atraído por su jefa, al punto de conocer todo de ella.  Esta situación se manifiesta cuando frente al agente de migración, que evidentemente duda sobre la legalidad del matrimonio, él no duda en las respuestas que da, mientras que ella mete las patas hasta el fondo, al punto de que comenta que el fin de semana irán a conocer a su familia, sin saber que Andrew proviene de Alaska.

Pues hasta allá van a dar, en una visita de falsa conveniencia, para guardar las apariencias.  Pero resulta que el pueblo de donde proviene Andrew es prácticamente propiedad de su familia, una familia cariñosa, apoyadora, chineadora, llegando a abrumar a Margaret con sus atenciones y con las manifestaciones de cariño hacia Andrew y hacia ella misma, como una nueva integrante de la familia.

Las tensiones por las mentiras que llevan adelante, se ven sazonadas con los problemas que tiene Andrew con su padre, quien desea verlo como heredero del negocio familiar y no comprende que él quiera vivir tan lejos, dedicándose a otra cosa, y con Margaret reconociendo en la familia de Andrew, a la propia familia que perdió a los 16 años, cuando perdió a sus papás y que siempre deseó tener.

Los acontecimientos llegan a su climax cuando la familia decide que el matrimonio se realice ese mismo fin de semana en el pueblo, para aprovechar la visita y la acción se acelera cuando el agente de inmigración llega para asegurarse de que efectivamente se están casando.

El desenlace es atractivo, no podría decirse que inesperado, pero si tiene un giro que sorprende.

Debo resaltar la actuación de Betty White, como Annie, la abuela de Andrew.  Esta mujer es maravillosa y tiene una capacidad histriónica sorprendente.  Con solo verla ya uno se está riendo.

Muy entretenida.  No me aburrí nunca.



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