jueves, 12 de septiembre de 2013

Planes


La magia de Pixar sigue intacta.  Esta película, contrario a lo que me imaginé antes de verla, no es solo una secuela de Cars, es realmente una ventana a todo un mundo maravilloso de objetos animados, que vuelan.

Es la historia de Crophopper Dusty, una avioneta fumigadora, que sueña con ser un avión de carreras, algo así como un corredor de Fórmula 1 pero volador.

Y entonces Pixar nos empieza a recetar parábolas para nuestra evangelización:  Dusty lo tiene todo en contra, es una avioneta rural, con un motor que no está preparado para la velocidad, sino para el trabajo arduo, un fuselaje tosco y oxidado que tampoco es ideal para la velocidad, y por si fuera poco, ¡le tiene miedo a las alturas!, así es, Dusty tiene miedo de volar muy lejos de la tierra, lo cual es indispensable para apovechar las condiciones ambientales y dar más velocidad a los vuelos de carreras.

Pues aun y con todo en contra, se embarca en una carrera alrededor del mundo, a la que entra por la mínima, y que lo enfrenta a sus héroes de toda la vida, los mejores aviones de carreras que existen.

Para esto cuenta con el apoyo de un avión militar que ya no vuela, porque supuestamente es un héroe de guerra lisiado y se mueve solo remolcado por un carrito muy simpático, y evidentemente solo por tierra, pero al parecer en sus días fue un as del vuelo, lo cual da esperanzas a Dusty de que puede ser mejor, y de alguna manera, mejora mucho, aprende y se enfrenta a los grandes.

Las penurias para mantenerse en la competencia y su interacción con los otros participantes, pone esa chispa maravillosa que siempre nos atrapa en las historias de Pixar.

Muy bien lograda, me gustó.



No hay comentarios:

Publicar un comentario