domingo, 31 de octubre de 2010

Front of the class


No hay nada que confronte más a las personas con sus propios límites, que cruzarse con gente diferente. No es fácil asimilar o al menos tolerar la diferencia en los demás, porque te hace cuestionarte, incluso de forma inconsciente, a tí mismo. Por eso es tan común utilizar etiquetas, con lo que descalificamos a los que no son como nosotros, los objetivizamos, los convertimos en un adorno o en un estorbo y así, ni tenemos que cuestionarnos, ni tenemos que hacer ningún esfuerzo particular por entenderlos.

Front of the Class es una película increíble, que te pone de frente a esos miedos que parece nos invaden ante lo diferente. Está basada en la historia real de Brad Cohen, quien padece el Síndrome de Tourette, pero que desde su más tierna infancia se enfrenta a la intransigencia de los demás. La enfermedad se manifiesta en Brad como movimientos espasmódicos involuntarios acompañados por sonidos parecidos a los ladridos de un perro, que le atacan en los momentos en que se siente tenso o nervioso. Sus profesores creen que lo hace para llamar la atención y le castigan constantemente. Incluso su psicólogo, sin mayor vocación por ver más allá, considera que se trata de Déficit Atencional provocado por la mala relación y posterior ruptura de sus padres.

Su madre, decide ponerse del lado de su hijo, aun cuando todo a su alrededor le facilitaba creer en la versión oficial y marginar a su hijo por malcriado o majadero, y se pone a investigar, encontrando estudios que describen el Síndrome que padece su hijo. Aun conociendo de su enfermedad, muchos profesores prefieren tratar al pequeño Brad como un niño molesto al que constantemente humillan y marginan.

Aun así, Brad sale adelante y se empeña en convertirse en maestro, logrando titularse con las mejores calificaciones, lo cual no facilita en nada que consiga trabajo. Cuando por fin una escuela decide arriesgarse y darle una oportunidad, demuestra que los niños, una vez que se enfrentan a la realidad, rápidamente se adaptan a las diferencias del otro, las reconocen y las superan. Gran lección para todos los demás.

La realidad que de forma cruda y descarnada se expone en la película, es fácilmente homologable a todos los que de una forma u otra tenemos que enfrentar la reacción de los demás frente a las diferencias que nos separan del molde oficial.

Disfruté muchísimo llorando con Brad Cohen y exorcisando mis propios fantasmas.