sábado, 31 de julio de 2010

Wolvesbayne


La eterna lucha entre lobos y vampiros, encuentra una nueva forma de llegar a la pantalla, lo cual en sí mismo es un logro, porque hay que ver cómo tienden a reiterarse las películas de este género.

Aquí un joven adinerado, Russell Bayne, que por cierto es interpretado por un actor que rompe el molde de lo esperado (Jeremy London), porque no es el atleta de cuerpo perfecto que uno esperaría del héroe de la película, más siendo ésta de acción... pues Russell es mordido por un hombre lobo (sin enterarse él de lo sucedido) y se tranforma en uno, para descubrir que su familia tiene una larga tradición de guerreros anti-vampiros, o sea, lo traía en la sangre.

La villana es una vampira con el apropiadísimo nombre de Lillith, poderosísima al punto de que la comunidad vampira le quita sus poderes y al no poder matarla, la confina a un ataúd, separando su 'ser' (ya que no podríamos hablar de alma) en varias reliquias, que son separadas por el mundo, para que nunca pueda levantarse.

Obviamente todas las precauciones no sirven de nada y pues, se levanta, cual Ave Fénix... jijiji.

Es una película entretenida, me agradó que me recordara que, como dice la canción de salsa, la vida te da sorpresas, y aunque des todo por sentado, en un instante las cosas dan vuelta, las reglas cambian, como decían en Big Brother... pero bueno, no es una obra de arte, ni mucho menos, apenas para pasar la tarde comiendo palomitas.

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