Me llevó un año encontrarme con esta película, la sexta de la serie del famoso mago inglés y una de las que más he esperado, ya que el libro me sacó varios litros de lágrimas. Si, debo confesar que soy un 'fan' de la serie de siete libros, que aunque al inicio no hicimos 'click', la verdad es que tras varios intentos de pasar del primer capítulo del primer libro, el resto transcurrieron con voracidad de mi parte.
Las películas que se han hecho de los otros cinco libros, no han terminado de gustarme. En general, cuando leí los primeros libros y salió la película 'Harry Potter and the Sorcerer's Stone, me costó mucho cuadrar a los personajes que vi en el cine, con las imágenes que ya me había hecho en la mente. Esa disociación llegó hasta esta película. En realidad creo que es la mejor hasta ahora, la adaptación fue sorprendentemente buena, porque sin entrar en extremos detalles, no dejó ninguna de las partes principales del libro por fuera y tampoco se convirtió en una seguidilla de imágenes sin sentido para meter decenas de historias paralelas en un poco más de una hora de película. Además los actores esta vez me convencieron. Hasta ahora solo la Profesora McGonagall (Maggie Smith) me ha parecido fenomenal. En algunas la interpretación del Profesor Snape (Allan Rickman) me ha gustado, pero en otras, como en la primera, ha sido deplorable. El trío protagonista no me ha terminado de convencer, hasta en esta entrega; es evidente que han madurado, no solo físicamente, sino también en su capacidad histriónica. Podría enamorarme de Emma Watson, su papel es cumplido con maestría.
La película me gustó de inicio a fin. Es entretenida, me dio uno que otro susto, derramé una que otra lágrima (como era de esperarse) y quedé con muchas ganas de ver la próxima (y última) entrega.
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