Que llorada. Todavía sigo llorando y eso que terminé de verla hace rato. Como disfruté de esta película.
Ok, debo admitir que al principio no le tenía mucha fe, considerando que la protagonista, Ronnie, es interpretada por la mismísima Hannah Montana en su versión normal, Miley Cyrus. Pero la verdad superó mis expectativas.
Al principio, era una historia de amor, que se me figuraba en alguna zona alejada de Tatoine, protagonizada por Anakin y Amidala, porque el actor que interpreta a Will, Liam Hemsworth, se me pareció tanto a Hayden Christensen (que interpretó a Anakin Skywalker en Star Wars II y III), que era imposible no estar ansioso esperando que llegara el papa... ehh, quiero decir, el Senador Palpatin, a secuestrar al protagonista y dejar a Ronnie desolada, pero no pasó.
En algún momento la historia hace un giro que me pegó en las entrañas. El papá de Ronnie, Steve (Greg Kinnear, por cierto excelente en el papel) padece de cáncer de pulmón en estado terminal.
El dolor de la separación, de la pérdida de un ser querido, la recriminación ante la muerte, son experiencias tan fuertes, que siempre me emocionan.
La película me entretuvo de principio a fin, aparte de que pasé más de la mitad llorando. Muy bien.
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