domingo, 1 de agosto de 2010

Up in the air


Que triste cuando la vida de alguien se trunca de pronto y todo se derrumba. El despido, depiadado la mayor parte del tiempo, es la historia subyacente de esta película y realmente me destrozó.

Me hizo recordar mis peores pesadillas, cuando gente que cree que todo puede resumirse en un flujo de proceso, que las personas no son más importantes que un organigrama, y que la vida es solo un accesorio inherente a un recurso más de la economía. Cuántas veces he visto eso en mi vida, en mi trabajo, ahora mismo, con procesos de reestructuración que mantienen en estado de terror a decenas de personas, que al final están dispuestas a lo que sea, con tal de no perder sus empleos, incluso a dejar su autoestima en el basurero y aceptar que se atropellen sus derechos laborales mínimos.

Bueno, pero aparte de esa horrible sensación, la película tiene una línea principal que versa sobre las relaciones y la soledad, que también me llegó al corazón. Solo que de otra forma. No es fácil establecer relaciones, menos aun hacerlo de forma sana. Darse cuenta de que uno está solo y resignarse, debe ser muy difícil. La impotencia que George Clooney, en el personaje principal, Ryan, experimenta cuando comprende que sus creencias sobre las relaciones y sobre el amor, eran solo mucha basura para ocultar un corazón sensible y aterrorizado de que lo dañaran, es desoladora.

Me encantó la película, me encantó cada una de las historias accesorias y me encantaron las actuaciones de los tres principales roles: Clooney, Vera Farmiga como una hermosísima y sensual Alex Goran y Anna Kendrick como la novata Natalie Keener. Excelente.

No hay comentarios:

Publicar un comentario